Reseñas

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Crítica: Los crímenes de Grindelwald.

La magia en las historias agoniza...


Alerta de Spoiler

Nunca ha sido un secreto mi enorme admiración por el mundo mágico de J.K. Rowling, así como de sus demás trabajos literarios, por eso, dar una crítica poco positiva a una película derivada de sus ideas casi me duele físicamente. Sin embargo, algo sería más doloroso: Callarme sobre lo indignado que la nueva entrega de "Animales fantásticos y dónde encontrarlos" me dejó. 

    Si bien la anterior entrega de la nueva saga (No basada en libros, por cierto, ya que el libro homónimo es, literalmente, un libro de texto escolar) no me había desagradado del todo, ya se dejaban ver ciertas fallas y sobre todo, que escritores ajenos a la obra de J.K. entraron a modificar lo que les dio la gana. 

     Quiero suponer que es más que claro, para aquellos que están familiarizados con la obra de la autora, que ella no es responsable de la gran mayoría ambas películas. Sabemos que su estilo es preciso, prefeccionista, ordenado, calmado pero en constante expectación y con un toque de refinado humor. Por eso claro que un montón de guionistas sin pizca alguna de talento fueron los responsables de una película al más vulgar  y corriente estilo. 
   
    Así es, lamento decir que "Los crímenes de Grindelwald" es una película pésimamente escrita, desorganizada, sin estructura, completamente ilógica y con una trama desagradablemente deforme y ambigua. Francamente no tengo idea como un guión tan mal hecho pudo haber pasado los filtros como para llegar a ser película; y es que afrontemoslo, queridos lectores: Muchísimas cosas no tienen sentido. 

     Hay personajes que en la entrega pasada o bien habían muerto o bien habían sido "desmemorizados" y que aparecen como si nada en esta película, con la única explicación de que "Oh, si, sobrevivió". Porque de pronto los personajes son tan estúpidos que no supieron diferenciar a alguien muerto de alguien vivo, y por eso me refiero al entero ministerio mágico. O también puede ser, que de pronto, esto se haya vuelto American Horror Story, donde sus personaje mágicos van y vienen de la muerte como Pancho por su casa. 

     Es más que obvio que los productores quisieron conservar a ciertos actores cuyos personajes nunca estuvieron destinados a continuar más de una película debido a las entradas vendidas que les asegurarían, el ejemplo claro es Erza Miller, cuya extravagancia y popularidad está encantando a todos, tanto que disimula su robótica, forzada y falsa actuación que junto con el torpe personaje de Newt, terminaron por desesperarme muchísimo (¡Newt se la pasa viendo al suelo! ¡Es desesperante!). 

     Tanta incongruencia favorecen a que la obra sea una mescolanza sin continuidad. De pronto sale Newt con Dumbledore, pero rechaza la tarea que le pide que haga, porque no quiere pelear...pero no importa porque casualmente llegaron dos personajes de otro continente sin razón aparente y lo hacen, casualmente, ir al lugar donde está Cridence, el supuesto punto clave del plot de la película. Ah, claro, y casualmente él se encontró con una chica que casualmente es Nagini que es un personaje que solo metieron por morbo porque no aporta ni una pizca a la historia. Los protagonistas parecen desaparecer y aparecer (Literalmente) a lo estúpido, sin un motivo y sin objetivo, haciendo lo que sea que se les ponga enfrente en el lugar donde aparecen. 

      Y hablando de casualidades... Resulta que Lita Lestrange, otro personaje irrelevante que solo viene a ser monólogos aburridos e innecesarios de su pasado,(Las mujeres somos flores en el árbol familiar...) cuando era niña e iba en un barco (Que era el Titanic, por si no se dieron cuenta) se cansó de escuchar los llantos de su pequeño hermano. Así que entre todo lo que podía hacer (¿Por qué no?) va  y lo cambia por otro bebé.  Por que claro, estás harto de un bebé y te llevas el otro, porque tu hermano es el único bebé que llora ¿No?. Ah ¡Pero no acaba ahí! Ese otro bebé desconocido que CASUALMENTE estaba en el mismo barco en la habitación de a lado, por misteriosas obras del destino era ¡El hermano perdido de Dumbledore del cual nunca escuchamos hablar! ¿Cuales eran las probabilidades? En serio, imagínenselas. Aún dentro de un mundo donde la magia es real, J.K supo, a diferencia de sus colegas, mantener cierta lógica. 

     Y claro, para acabar de joder todo, está Jhonny Depp. ¿Qué nadie ha aprendido que todo lo que ese hombre toca, perece? Su Gellert Grindelwald, con sus discursos mal escritos, es muy poco creíble. Parece un villano sacado de las películas arquetípicas de superhéroes (Así como el exceso de efectos especiales que resulta, francamente, cansino). Pero eso si, lo bañaron en harina porque en el mundo mágico todos los villanos son blancos como la leche. ¡Ah! Y tampoco se olvidaron de ponere un peinado de niño hiperactivo de cinco años, por supuesto. l

     Los diálogos son tan falsos y malos que los traductores de doblaje ni se molestaron en corregirlo. En una parte, incluso, Theseus dice: "Sabemos que la reunión será esta noche pero no sabemos cuando".... ¿En serio? No habrá querido decir ·"En dónde" ó "A qué hora". Porque, querido, acabas de decir el cuando. Por unos momentos pensé que los diálogos tan plásticos habían sido escritos por los guionistas de La Rosa de Guadalupe, un montón de mimados sin talento con ansias de dinero. Aunque eso último no tiene discusión, aceptemoslo: Lo que mueve esta película es la obvia obtención de cantidades enormes de dinero. 

     Francamente si quisiera destacar cada error de la película, necesitaría al menos cincuenta cuartillas, así que, lectores, si quieren saberlos, tendrán que ver la película... o leer otras críticas. Yo francamente ya no esperaré con ansias la siguiente entrega de la saga y en lugar de eso guardaré mis recuerdos de la obra de J.K. Rowling y su obra llena de alma y carisma. Espero que ustedes encuentren la película más soportable, si deciden verla. Sin más nada que decir, me despido y agradezco que lean éste blog. 

                                                                        
                                                              Con recatado Cariño, los saluda, Céfiro. 
                                                                                    ¡Hasta pronto! 

    
      

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